Desenvainó su espada en alto,
alerta y dispuesto a cometer un crimen
contra el mundo.
Mil veces cortaba el aire
como un guerrero
invicto al cielo,
peleando con la nada que solo él miraba,
un grito de rabia acompañaba cada gesto
¿Con quién peleaba?
despeñaba tierra en cada movimiento
que caía al vacio insondable
del desfiladero,
luchaba desde la cima,
su silueta aguerrida
no encontraba rival
a su medida.
Y los años fueron pasando,
el guerrero seguía erguido allá arriba,
blandiendo su espada al vacío,
peleando sin claudicar en su empeño
pero los brios iban mermando,
y la nada le estaba pudiendo,
cayó de rodillas al suelo
y pensó que el final ya estaba resuelto,
pero no quiso darle tregua
y ponérselo fácil al cuento,
y se irguió apoyándose
en su espada de nuevo
y la lucidez del gesto
le abrió las puertas del cielo
y en el mismo acto giró el arma hacia su cuerpo
clavándosela en mitad del pecho.
En ese instante comprendió
quien había sido su contrincante,
en todo este tiempo,
y el gozo magnificó su épica,
que por fin halló la paz
desde la memoria de sus ancestros.
Liliana Tavío Aguilar @ Abril 2012
"Decir"sentimientos
A veces se hacen pocas las palabras cuando se quieren “decir”sentimientos, y no se abarca todo ese universo que se quiere y se necesita expresar; otras veces no se puede exorcizar las emociones que nos estrangulan el alma , y a solas, en el acto más íntimo que una puede tener consigo misma, cuando la poesía adquiere ese matiz de eterna confidente, y su verbo es el tuyo, ahí se queda plasmado, compartido con el mundo lo que somos, la poesía se hace voz, nos desnuda y nos devuelve a nuestros orígenes eternos, al corazón del universo.
Interesante forma de contar una especie de lírica de la esperanza. Quizás muchas veces nos encontramos con la palabra que andamos buscasndo.
ResponderEliminarGracias Angel por venir y dejar tu comentario..
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