Cierro los ojos
y aparecen las palabras
como fantasmas ateridos de si mismos,
giran,
me miran,
y como por arte de magia se pasean en hileras delante mio.
Hay momentos que se expresan por si solos
hay estados indefinidos que te apagan
hay dolores que no ubicas
hay vacíos que no tienen amo
hay lágrimas sin cauces
hay miedos sin derechos,
... o una felicidad inesperada.
Una sonrisa se escapó de su boca
y rodó cuesta abajo hasta sus pies
la pobre mueca no estaba acostumbrada
y perdió el equilibrio
en el esfuerzo.
Y cuando me llamas
resuena mi nombre
como metales lejanos
¿y a qué jugamos? - te digo-,
a salpicar poesía - me contestas-,
en las paredes de este cubículo de acero.
Y veo rodar tus versos de agua
resbalar pared abajo,
con suerte,
se formará un charco,
con suerte se creará océano.
Qué miedo da la palabra
cuando se nombra,
porque otorga vida,
......o la ignora
la palabra que extrae del pensamiento los deseos
y le da forma
y mi palabra te llama
...y mi palabra te nombra...
Liliana Tavío Aguilar @Mayo 2012
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