"Decir"sentimientos


A veces se hacen pocas las palabras cuando se quieren “decir”sentimientos, y no se abarca todo ese universo que se quiere y se necesita expresar; otras veces no se puede exorcizar las emociones que nos estrangulan el alma , y a solas, en el acto más íntimo que una puede tener consigo misma, cuando la poesía adquiere ese matiz de eterna confidente, y su verbo es el tuyo, ahí se queda plasmado, compartido con el mundo lo que somos, la poesía se hace voz, nos desnuda y nos devuelve a nuestros orígenes eternos, al corazón del universo.

jueves, 25 de diciembre de 2014

“Shhh...todo marcha como debe marchar"

Llega un momento en la vida en que el dolor se hace compañero de viaje sin haberle invitado a serlo. Se ha ido instalando sin permiso, sutilmente, al principio resultaba preocupante, con el tiempo todo se ha ido acomodando a su alrededor y una deja de hacer cosas, para incorporar otras que lo mitiguen. El gesto se vuelve vetusto sin forzarlo, y hasta el esfuerzo de caminar lleva un quejido sordo acompañado.
Cada día un nuevo dejar de hacer. Cada día un gesto que se va alargando en el tiempo, y terminamos perdiendo la agilidad del movimiento, la sonrisa de las gracias, la rosca del zarcillo que no entra a la primera y ya lo dejamos, la precisión de los dedos que no siguen el lápiz de ojo, la hebilla del zapato que se vuelve tozuda y dejas de usarlos, olvidas la llaves en la puerta del coche un día tras otro, las gafas aferradas a tu cabeza y que buscas desesperada por el escritorio, olvidas poner el despertador, felicitar a una amiga, la cita del médico porque también ya olvidas la agenda que en los últimos años ha sido más que una libreta, a veces ha sido la confidente  que te ha servido para parar en la carretera y escribirle lo que en ese momento necesitas gritar y no tienes a quién, y que sabes que en la curva siguiente ya no recuerdas.
La vida se cambia sin pedirlo. Te lleva por delante casi sin respeto con la promesa de que tiempos mejores te esperan, no sabes cuándo, ni cuáles, ni mejores para quién y mientras deglutes cada instante con la fiereza de la primera vez, y la parsimonia de la última que nunca sabes cuando va a ser.
Camino, me paro, callo, grito, observo, espero, no espero, pienso, siento, siento y pienso, me siento, me acuesto, me cierro, me entrego, lloro y no puedo, pregunto, ignoro, no quiero saber, busco, espero, no espero, me enojo, respiro, sonrío y camino.
Abro los ojos al amanecer de cada día, y abro los brazos al oscurecer de cada noche, en unos doy la bienvenida, en el siguiente agradezco la inmensidad de la vida.
Cada que transito en mi coche en ese ida y vuelta constante en que acuno mi historia diaria, me paro ante las lagartijas perezosas que no cruzan rauda la carretera, o ante la rata despistada que dejó atrás un trofeo, o la ternura disfrazada en el erizo de turno, el perro vagabundo o abandonado, el intrépido e imprudente gato, la lechuzilla nocturna que se abalanza al parabrisa para hacerme frenar en seco ante tanta maravilla, o parar en cualquier curva para adorar envidiablemente adorar a la aguililla majestuosa que sobrevuela el valle, y me grita con su graznido que nada es lo que mi mente me dicta, que solo vale la pena ese justo momento en que la admiro, ese justo momento en que dejo de apretar el acelerador del coche y en esos guiños que me da la vida y que me hacen sonreír sin proponérmelo, me susurra un “shhh...todo marcha como debe marchar”, me aquieta el dolor, me aquieta el alma y me empuja a caminar un día y otro también.
Pero cómo me explico que es mentira lo que pienso, que la niña que jugaba hace poco con los caballitos de melenas largas, se ha ido por la puerta de atrás sin decirme nada y me ha dejado sus caballitos en las estanterías de la cocina perdidos entre libros de recetas y vasos de colores, cómo me despido de mis niños que se me escaparon jugando para siempre, porque yo estaba tan entretenida jugando a ser tantas cosas que me prometían invencible qué ahora me pregunto qué de todo me valió la pena para sentir que no he ganado nada y he perdido mucho. Aunque ahí están, han vuelto de otra manera, ya no son niñas, aún haciendo galletas entre ellas en la madrugada que se ha vuelto su aliada, mientras él mira a escondidas en el salón con velas, los elfos de las películas que le cautivaban.
Nuevamente no me cuadran las cuentas, siempre me he excusado diciendo que yo soy de letras, pero ahora ese argumento no me vale cuando el balance de mi vida no me llena, y siento que el tiempo ha corrido más rápido que mi sangre por las venas, y este cuerpo se desintegra y esta vida se desgasta y es tanto lo que aún me queda.

LilianaTA@Diciembre2014

sábado, 6 de diciembre de 2014

UN 5 DE DICIEMBRE

Hoy me pidió la vida una sonrisa,
y se la dejé envuelta en papel de golosina,
con una mirada pícara y esquiva,
escondiendo mis temores
en la página de la nostalgia.

El recuerdo,
se embriaga de intenciones,
el reproche,
se mezcla con el corazón dolido.
La noche amamantaba los miedos
tras los cristales oscuros
que los albergaba.

Una pluma en el agua,
un barco a merced de las olas,
una niña enfrentándose
a la incertidumbre
de saber qué pasaría mañana.

Promesas incumplidas,
regalos amañados,
y el sol brillando más allá de las nubes
de un país triste y gris
que nunca dejaría de serlo.

Y todo quedó tras la cortina del tiempo,
desdibujando sentimientos
enterrando sueños
despertando al silencio
en el quejido sordo
del entendimiento.

LilianaTA©5Diciembre2014