"Decir"sentimientos


A veces se hacen pocas las palabras cuando se quieren “decir”sentimientos, y no se abarca todo ese universo que se quiere y se necesita expresar; otras veces no se puede exorcizar las emociones que nos estrangulan el alma , y a solas, en el acto más íntimo que una puede tener consigo misma, cuando la poesía adquiere ese matiz de eterna confidente, y su verbo es el tuyo, ahí se queda plasmado, compartido con el mundo lo que somos, la poesía se hace voz, nos desnuda y nos devuelve a nuestros orígenes eternos, al corazón del universo.

jueves, 25 de octubre de 2012

YO NO SOY SIQUIERA POETA


Yo no soy siquiera poeta,

emulo las palabras que me llenan,

aquellas que me tocan el alma con un beso,

o con una cachetada.

Yo  no sé parir rimas

que te lleven en volandas,

no sé hablarle a la noche,

o a la mañana que llega extenuada,

con encuentros fortuitos

y  con pasiones paganas.

No sé enardecer tu cuerpo

con la música de los sones

de mi mirada que no te alcanza,

ni acariciar tu pelo

con el verso perdido

entre mis sueños y tu almohada.

Yo no sé hacer poesía

que en un atado de seda

deposite mis besos en tu ventana,

aquella por la que te asomas

para nutrir el espacio que nos separa.

Te me haces espiral de agua en el medio del pecho,

el sabor  amargo de una despedida sin bienvenida

que se enrosca como una ameba en el alma.

Y te vas, pero nunca has llegado,

y me voy pero nunca me tuviste.

Quiero sentir esta noche que me has dolido,

y que ya no me dueles,

pero no es eso lo que siento.

Quiero anhelar tu boca que no beso,

pero nunca se cristalizó ese beso,

que no dejó de ser una mueca en el intento.

Quiero buscar tus ojos en la penumbra de mi alcoba,

pero nunca se prestó la visita

y no puedo recrear el alborozo de ese encuentro.

Quiere una nostalgia que no conozco

que hoy te invoque,

que hoy te nombre,

pero no sé en qué recodo del camino,

te quedaste escondido,

te añoro, sí,

pero ya no te espero.

Esa eternidad que nos conjuraba,

solo quiso agitarnos en un compás equivocado

de un tiempo que nos sobrevive,

con la melodía dulce y amarga

de una obra cincelada a golpe de vivirla.

Que nos prestaba el aliento

de recobrar los bríos

de tantos años gastados

en darle cuerda a la calesita de un cuento.

Mientras nos miramos,

el uno al otro,

como niquelados

en la pantalla de agua de un rectángulo azulado,

nos pedimos,

nos ofrecemos unas manos que no llegan,

nos creemos el arte de nombrarnos

en la clandestinidad virtual de la nada,

de ese espacio hacedor de vidas,

de amores luctuosos,

de desamores lacerados,

de ensueños proféticos,

creer que se puede nadar desnuda en el mar de la entelequia

y respirar a pleno pulmón

sin que el oxígeno falte

y nos atrofie los sentidos.

 Qué ocasión para la quimera!

que ocasión para la burla del contrasentido que nos ata

con grilletes de plata o de oro o de cobre u hojalata,

para que no necesitemos liberarnos.

Yo no sé hacer poesía

que abra las aguas del mar rojo

tendiendo un puente de ida y vuelta,

entre un lado y el otro .

Yo no sé hacer poesía,

si no la siento,

si no siento que mi alma grita

y no sabe como gritar lo que aquí albergo,…,

y te me escapas por la boca

buscando un idioma que quiera traducir lo que siento

y aullarle al mundo que nada entiendo.
Marzo de 2011.
 

 

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