Arrinconada
entre tus caricias y mi dicha
sublevo
mis poros entregados a la negrura de tus besos malévolos
Expiro
los resto de mi naufragada voluntad
en las
playas de tu lejanía
y en
mareas dormidas
arribo
en tus sueños
persiguiendo
el halo de mi alma.
Musitas
mi nombre
que
nadie debe saber
y te vuelves en tu mirada
hacia
esta parte
donde
te habito
sin
conocerme
sin
permiso
como
siempre.
Liliana Tavío
Aguilar ©Diciembre 2011
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