Necesito dibujar la noche,
merodear a la luna llena
robándole sus ojos de alcahueta,
y así atrapar el misterio
que nos oculta el espejo
en ese devenir insondable
sin fin
eterno,
indescifrable.
Frágil y perdida en mis propias manos
no sostengo la mirada del tiempo
se hinchan los párpados del infortunio
tiemblan las manos del deseo
y mientras no atisbo que me hundo.
en la propia arena de mi desierto.
Muerte es la nota cercana
que canta a la vida su espanto
rie agitada por saberse temida
acaso hay mayor certeza en esta vida
que su existencia.
Esperpéntica nos mira
del otro lado del espejo
Seductora nos invita
desde este otro
antes, después, siempre
con su fantasma a cuesta
caeremos entre sus brazos.
Y nos acunará en la noche
y musitará una nana
y nos devolverá a la tierra
y se quedará una vez más
con nuestra esencia.
Pero mientras viene a llevársela, nosotras le damos motivos para envidiarnos, en nuestro devenir diario, eso que ella no posee ¡La vida!. Besos Lili
ResponderEliminarEs cierto, ella mientras no nos posee, y nos envidia...gracias Mabel por venir a hurtadillas, no te había visto por este poema, un beso.
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