Los
pájaros de la cordura
se han
instalado en mis sienes
arropan
con sus sombras
todo
rastro de locura
escarban
lombrices
entre
los restos de mis pensamientos
rescatan
hebras de algún sentimiento
que osó
flotar hasta mis hemisferios
El
músculo vital
baila a
su propio compás
no hay
regla que lo dirija
ni
batuta que lo apunte,
mi
dorso al descubierto
me
indica que ya es tiempo
de
perder el equilibrio,
y
saltar al vacío,
experimentar
el vuelo de Ícaro
sin
alas de cera,
bajo un sol demoledor e incompasivo,
y me despliego en los colores nacarados de
mis alas
y miro el rastro invisible de las migraciones
por el cielo
les huelo
les siento
me inquieto
y alzo el vuelo…
Liliana Tavío
Aguilar©Agosto 2012